En un verano dominado por los taquillazos de Iron Man y El Caballero Oscuro, la segunda parte del superheroe rojo ha pasado un poco desapercibida a pesar de sus cifras de taquilla más que aceptables. Con El Ejercito Dorado Guillermo del Toro regresa a las pantallas mundiales tras el éxito algo desmesurado de El Laberinto del Fauno. En mi opinión Guillermo del Toro goza de un prestigio crítico que lo convierte en un director visionario y creador de un mundo propio cuando el verdadero talento de del Toro es el de ser un auténtico y notable entertainment del pastiche y la aventura. La libertad creativa conseguida en Hellboy 2 El Ejercito Dorado respecto a sus restantes aventuras hollywoodienses demuestra esto, pues el mexicano mezcla aquí a su antojo sus debilidades, fetiches y obsesiones personales, con la génesis del comic original de Mike Mignola y otras referencias que van desde la saga Harry Potter a Star Wars.
La película se abre de una forma que detesto, narrando en 5 mínutos las claves de toda una mitología clave para entender lo que va a suceder más tarde. Es un pequeño Hellboy el que oye por boca de su padre acerca de la guerra entre elfos y hombres y como los primeros llegaron a la victoria gracias a la ayuda del implacable Ejercito Dorado. Años después el príncipe Nuada buscará despertar de nuevo al Ejercito Dorado para comenzar una nueva era en la Tierra. Esta será la amenaza a superar por los miembros del équipo de defensa de las ciencias paranormales encabezado por Hellboy. El segundo Hellboy es una continuación perfecta en estilo y espíritu de la anterior, si bien se aleja de la oscuridad de la primera parte para mostrar el lado más humano y humorístico de Hellboy. Del Toro consigue una película identificable en su estilo desde el primer momento, siendo contínuas ya las referencias a la mitología creada por su obra anterior. Todas las criaturas tienen su sello personal y se explota largamente la incursión en el mundo fantástico de mundo de elfos y ogros (la escena del mercado parece sacada de la saga Star Wars) por encima del mundo real. Por momentos Guillermo del Toro parece acarrear el mismo problema del último Tim Burton, y su película parece un crossover de otras muchas otras suyas. Por momentos la cinta parece transcurrir en el mismo mundo fantástico de El Laberinto de Fauno (¿Era realmente necesario volver a introducir un monstruo con ojos en la mano?) y la decepcionante batalla final con el principe Nuada sobre mecanismos de precisión hidráulicos remite a su primer largo Cronos (1993).
Del Toro cuenta con que su público potencial ha visto la primera película y entra rapidamente en materia con la imaginación desatada, humaniza con un inmenso cariño a su colección de freaks y el sentido del humor se abre paso arrancando risas constantes. (Impagable la escena de la borrachera de Hellboy y Abe). Los monstruos de Del Toro vuelven a ser seres dolientes y vulnerables en lucha por su autoafirmación personal y tienen los mismos problemas que cualquier humano. Abe se enamora, Hellboy y Liz discuten como una pareja de matrimoniadas y todos luchan por ser aceptados en el mundo real. Es esta una aventura divertidisima y dinámica, con un diseño de producción sobresaliente, rodada excelentemente y con un casting inspiradisimo. Hellboy 2 es una de esas películas que tanto gustan al propio Del Toro, una cinta de pura evasión de factura impecable que transmite el goce por la fantasia pura y dura.
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