En 2001 una serie de discos como White Blood Cells de los White Stripes o Is this It? de los Strokes devolvieron a las portadas y a las listas de éxito el rock clásico. La edición en 2003 de Elephant supuso la consolidación definitiva y el salto a la primera división de los hermanos Jack y Meg White, un disco tan notable como el anterior que llego en un momento aún más adecuado. Los White Stripes no inventaron nada ni tienen un talento compositivo fuera de serie, simplemente retoman las claves del rock y el blues más añejo. Se puede dudar de su talento y o no estar de acuerdo con las limitaciones en pso de la pureza que se imponen, pero el discurso de Jack y Meg es muy claro y transparente sobre gustos e intenciones. Pese a quien pese los White Stripes son (y siguen siendo) una banda más que notable con una combinación de sonido, estética y actitud 100% estimulante.
Formados en 1997 en Detroit, se inclinaron por un perfil minimalista desde sus origenenes basado en la guitarra, voz y textos de Jack White y la enérgica bateria de Meg White. Su carrera hasta Elephant (2003) supone un camino siempre hacia adelante en buscar de la absoluta libertad creativa, donde cada paso es coherente con el anterior. Se inician con The White Stripes (1999) seguido por De Stijl (2000) donde abandonaron ciertas poses del mainstream rockero y que les lleva a facturar su primer gran disco White Blood Cells (2001), en el que ya se despojaban de la contención impuesta por ellos mismos hasta entonces. En 2003, tras haberse convertido en referencia del rock mundial y haber recogido todo tipo de premios lanzan en una multinacional Elephant, éxito internacional inmediato y su mejor disco hasta la fecha. Un disco desbordante en su sonido, desquiciado, salvaje y solido que es un viaje extenuante desde el blues al rock&roll más primitivo pero rehecho según la óptica del siglo XXI. En Elephant se dan cita todas las influencias y ambivalencias de su sonido, atrapando desde un primer momento arrollador con esos compases de bajo que introduce el hit demoledor Seven Nation Army. Sin dar tregua despachan urgentemente Black Math, el blues de There´s no Home for you y la genial versión del I just don´t know what to do with myself de Burt Bacharach para Dusty Springfield. La frágil y sugerente In the Cold Cold Night da un respiro en el que Meg se hace protagonista y contínuan con todas las variaciones posibles, el blues nocturno de Ball and Biscuit, rock sureño en I want to be the boy to warn your mothers, la delicada y acústica Youve got her in your pocket o ese otro hit demoledor que es The hardest buttom to buttom. Un disco divertido y excitante, de sonido inconfundible.
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