Diferentes recetas para superar el dolor: The Antlers y Bon Iver

Hay muchísimas formas de afrontar el dolor, el sufrimiento y los malos momentos. The Antlers y Bon Iver nos han regalado sendos discos que intentan hacer al oyente partícipe de una experiencia traumática. Uno me parece una obra estremecedora e imprescindible. El otro un ejercicio de pornografía emocional extrema. Dos actitudes opuestas perfectamente aplicables a la vida real. Tú sabrás con qué te quedas…

Del disco de The Antlers no se ha parado de hablar a lo largo de todo el 2009, para muchos fue disco del año, para otros directamente disco de la década (sin ser él absolutamente nada de eso). Un disco que ha creado una expectación a todas luces desorbitada a tenor de los resultados. Sin rodeos, Hospice es un disco sensacionalista y tremendista que raya en lo macabro y que por si fuera poco no ofrece nada especial musicalmente.

Al frente de la banda de Brooklin, se encuentra Peter Silberman que afirma haber escrito Hospice tras romper con su novia y pasar año y medio deprimido y sin salir de casa. El resultado es un disco conceptual (¿puede haber algo ya de por sí más aburrido?) con prólogo, desarrollo y epílogo acerca de los últimos días de vida en un hospital de una niña enferma de cáncer de huesos. Si se presta atención a las letras del disco te topas con una historia devastadora y dolorosa. El horror que supone una enfermedad para la persona que la sufre y sus familiares aparece narrado casi literariamente, dando cabida a detalles sórdidos como el vómito o los tubos insertados en la venas de esta niña. Algo tan sumamente explícito acaba por convertirse en un ejercicio de pornografía emocional. Hospice más que emocionar busca epatar y acaba por resultar insoportable en su suma de detalles mórbidos. Pretende ser un detonador emocional y a mí lo que me apetece con este disco es hacerlo explotar y enterrarlo para siempre en un cementerio nuclear.

De una experiencia dolorosa pueden surgir obras de artes auténticamente catárticas y admirables. Mediante la historia de esta niña que se consume día tras día en medio del dolor, Hospice intenta establecer una metáfora acerca de cómo una relación sentimental se va desgastando hacia su fin. Seguro que la ex novia de Peter Silberman estaba muy buena y era majísima, pero intentar comparar el desgaste de una relación con una historia de enfermedad y muerte infantil está muy lejos de tener un mínimo de moralidad y buen gusto.

Musicalmente se mueve entre distintos géneros, desde la épica pop al post rock pasando por los pasajes electrónicos y algo de folk. Entre Arcade Fire y Godspeed You! Black Emperor pero con un abismo de intensidad y emoción de por medio. Las comparaciones con Arcade Fire, que escribieron el soberbio Funeral (2004) tras vivir varias muertes en su entorno les quedan demasiados grandes. Donde unos utilizan una épica desaforada para hacerte vibrar desde el dolor, The Antlers hacen gala de similares presupuestos quedándose en el dolor. Hospice abre muy pocas ventanas a la esperanza, prefiere regodearse en una experiencia aterradora, lo resume todo en el dolor.

Te lo puedes descargar AQUÍ y lo puedes escuchar en Spotify.

"Pero algo me mantuvo al lado de tu cama en el hospital.." Si: el morbo.

En el otro lado de la balanza Justin Vernon auto editó su disco de debut en 2007 ofreciendo una visión muy diferente del dolor y el sufrimiento. Bajo el nombre de Bon Iver (del francés Bon Hiver, buen invierno) se esconde un compositor sobresaliente, de los más destacados de la nueva escena folk norteamericana. Un absoluto triunfo que sigue poniendo los pelos de punta.

Vernon compuso este disco durante una estancia de tres meses de invierno aislado en una cabaña en las montañas de Wisconsin donde intentaba superar una ruptura amorosa y la disolución de una banda anterior. En mitad del frío y de una soledad absoluta, Vernon convoca a los fantasmas del invierno y de la desolación mediante unas canciones de fuerte espíritu melancólico, casi elegíaco. Los versos inconexos de For Emma, Forever Ago están llenos de dolor y espiritualidad. Nacen de una situación gris y desesperanzadora pero el proceso le sirve para cerrar puertas con el pasado y abrir tímidas puertas de luz. Es el camino que va desde “¿Ahora todo tu amor se ha gastado? ¿Entonces qué demonios era yo?” al iniciar el disco a “No es el sonido de un hombre nuevo o realizado, es el sonido del desbloqueo y la elevación. Tu amor estará seguro conmigo” con que lo cierra.

El folk austero y sencillo que ofrece For Emma, Forever Ago no tiene nada nuevo. El rasgueo de una guitarra, leves percusiones (casi latidos) y la voz de Vernon, casi siempre en falsete fantasmal dominando. Lo que lo hace grande es comprobar cómo el músico logra exorcizar sus demonios reflexionando sobre su situación, hurgando en la herida, sufriendo pero izándose sobre los escombros del pasado. El espíritu de soledad invernal y gélido abandono sobrevuela por todo el álbum y el oyente es partícipe de él desde el primer momento.

En momentos así la vulnerabilidad emocional es un arma de doble filo, que Vernon utiliza sabiamente para purgar su mal momento, permitiéndose dudar, hacerse reproches y relativizar todo su dolor. Para conseguir algo así, básicamente hay que tener una sólida personalidad y eso es lo que más me gusta de este disco. For Emma, Forever Ago es la obra de un hombre que no teme levantarse desde la oscuridad de su alma sin saber a donde va a llegar.

No queda más que darle las gracias a Emma por haber abandonado a Justin, sino sería imposible escuchar un disco tan maravilloso, de esos que no te cansas de escuchar a solas en tu habitación. Por las condiciones en las que fue creado tiene aire de disco único, pero resulta emocionante esperar por donde puede transcurrir la carrera de Justin Vernon/ Bon Iver.

Te lo puedes descargar AQUÍ y lo puedes escuchar en Spotify
 

Aislarse en las montañas de Wisconsin es mucho mejor que una tableta de anxiolíticos...