viernes, 5 de marzo de 2010

Up in the Air

Un estupendo reparto, con un Clooney tan en estado de gracia como siempre es lo más destacable de una conservadora película que no vuela tan alto como ella misma y sus 6 nominaciones al oscar pretenden


Después de Gracias por Fumar (2005) y Juno (2007), la siguiente película de Jason Reitman se merecía al menos curiosidad. Ninguna fueron películas deslumbrantes y poseían el mismo carácter moralizante y algo pretencioso. Tras el enorme éxito de Juno, regresa con Up in the Air, que aunque más digna que la mayoría de películas que aparecen por las carteleras, no supone ninguna evolución singular en su carrera y contribuirá a que Reitman siga creyéndose el nuevo Billy Wilder (!!!), sin ser el nada de eso.

Up in the Air intenta mostrarse como una producción a medio camino entre una superproducción de Hollywood y el cine independiente. Como las anteriores películas de Reitman, no incomodará a nadie. Son películas para contentar a todos los públicos que aparentemente tratan importantes temas pero con visiones nunca excesivamente polémicas ni comprometidas. A las tres, las salva que Reitman sabe expresar esas ideas con un mínimo de buen gusto en la pantalla y un sentido narrativo y de la puesta en escena bastante preciso.

Up in the Air (¿tan difícil era titularla Arriba, en el Aire o En las Nubes?) cuenta la historia de Ryan Binghan un individuo solitario cuyo trabajo es comunicarles su despido a los empleados de grandes compañías. Para realizar su trabajo se desplaza en avión de una ciudad a otra, 322 días al año volando sin tener que preocuparse por su vida en tierra. Su acomodada vida está a punto de trastocarse cuando una ambiciosa joven propone que para ahorrar costes el trabajo de Bingham se realice por videoconferencia aunque se pierda en factor humano. A pesar de su argumento el tema central de esta película no es el paro, y el de las consecuencias de un despido. Up in the Air, no es más que una fábula americana, muy Frank Capra, en torno a la soledad de un hombre que desea vivir solo pero que acaba por darse cuenta de la importancia de todo aquello que hay en tierra.

En la primera parte de la película Reitman describe meticulosamente la forma de pensar de Bingham, su aislamiento, su profesionalidad y eficacia y sus relaciones esporádicas (con el personaje de Alex). Bingham, obsesionado con acumular millas de viaje, es un solitario tan encantado con su vida que cuando en el último tercio de la película se produce una transformación, nada resulta creíble por brusco y precipitado. Los flirteos con Alex (sobria Vera Farmiga) carecen de la pasión suficiente para provocar semejante giro en el carácter de Bingham, y la sorpresa final se huele a leguas. Más interesante resulta el contrapunto entre Bingham y la joven Natalie (excelente Anna Kendrick), que quiere comerse al mundo pero al final descubre que no puede hacerlo pasando por encima de los demás. Una interesante reflexión entre dos formas de labrarse una carrera.

Up in the Air sería imposible de ver sin el buen hacer de George Clooney, tan en estado de gracia como casi siempre. Si esta película estuviera protagonizada por otra estrella masculina de Hollywood, sería prácticamente imposible establecer un mínimo de empatía con un personaje como Bingham. Un personaje que trabaja despidiendo a gente y que adora todo lo que el resto del mundo odia sólo puede estar interpretado por alguien con un enorme carisma. Clooney suma aquí otro registro más a su ya larga carrera de buenos papeles. Creo que era Hitchcock el que decía en sus conversaciones con Truffaut (esto no es un texto académico ni nadie me paga por ello, así que tengo derecho a equivocarme) que Cary Grant le parecía tan buen actor que incluso cuando aparecía en un plano de espaldas a la cámara, era brillante. No tengo duda de que si Hitchcock viviera diría lo mismo de Clooney y le alternaría en sus películas con Cary Grant y James Stewart. Clooney, actor que remite al Hollywood clásico por su físico y su buen hacer, nunca ha necesitado disfrazarse, ponerse narices postizas, cambiarse el color del pelo ni imitar acentos para hacer creíbles sus personajes sin dejar de ser el mismo. Eso sí, el oscar se lo otorgaron cuando engordó bastante para Syriana.

Enormemente descompensada entre las intenciones del primer tercio de la película y en lo que se acaba convirtiendo, Up in the Air es un título conservador, muy del gusto de la Academia de cine, como se ha traducido en las 6 importantes nominaciones al oscar conseguidas. Podría haber sido una película notable, se queda en menos. 5

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