La penúltima película de Woody Allen transmite pereza y falta de inspiración ya desde su título. El inicio de su colaboración con una productora española se salda por un lado con mucha publicidad extracinematográfica gratuita y la mejor acogida para una película de Mr Allen en EEUU desde tiempos muy lejanos, pero en el plano estrictamente cinefilo Vicky Cristina Barcelona se encuentra entre sus películas de menor entidad. La historia parece escrita sobre la marcha, para ir respondiendo a los patrones de producción que fueron surgiendo, rodar en Barcelona, llamada de Pe pidiendo papel, Bardem interesado en el proyecto, mostrar Oviedo... Vicky Cristina Barcelona parece responder a una de las acusaciones que habitualmente persiguen a Allen, la de "rodar por rodar" una película al año en lugar de mejorar y dosificar sus muestras de genio.
La historia es de una sencillez aplastante, dos estudiantes americanas (no mencionaré lo de la identidad catalana porque parece una sugerencia de Carod Rovira) de veraneo en Barcelona se ven envueltas en diversos encuentros y desencuentros sexuales con el artista Juan Antonio, un Javier Bardem con dos expresiones en toda la película. En mitad del verano, Vicky se casa pero no deja de pensar en Juan Antonio mientras que Cristina acaba por ligarse al pintor pero se ve envuelta en otro triángulo amoroso cuando aparece la ex mujer de este, la desequilibrada Maria Elena. Un argumento muy propio de las películas de cine de barrio, pero que como viene firmada por Woody Allen será comentada y ensalzada por gafapastas varios, en mi caso prefiero quedarme con Las chicas de la Cruz Roja y otras delicatessen varias. El mayor error de la película, al menos para el espectador patrio, es la acumulación de tópicos en torno a todo lo que tiene que ver con España. Allen consiguió hacernos olvidar su adorada Manhattan con una perfecta inmersion en los ambientes burgueses londinenses, pero no ha sido capaz de repetir la jugada en Barcelona. Juan Antonio no es más que el típico don Juan español y Maria Elena responde al tópico de la mujer mediterranea dominada por sus pasiones, no obstante y siendo benevolentes puede que la acumulación de tópicos sea buscada por el señor Allen para llegar a la caricatura extrema pues los nombres de ambos personajes se componen de dos nombres muy habituales en España pero no tanto unidos entre si. Por su parte Barcelona (y Oviedo)se convierten, como era de temer, en un telón de fondo utilizado más con fines turísticos que dramáticos.
A pesar de todo Vicky Cristina Barcelona es una película agradable en su visionado, fresca y ligera. Scarlett Johansson y Rebecca Hall realizan un más que correcto esfuerzo pero es Penélope Cruz la auténtica reina de una función que alza el vuelo en cuanto su chillón y desequilibrado personaje aparece en pantalla. La de Alcobendas, en un registro entre La Niña de tus Ojos y Volver es uno de los elementos con los que Allen parece homenajear a Almodovar en este divertimento suyo, el final pistola en mano trae a la mente el final aeroportuaerio de Mujeres al Borde de un ataque de Nervios y la escena del bar pijo con guitarra flamenca debe hacer callar la boca a los que temblaron con el Cucurrucú Paloma de Hable con Ella. Almodovar deberia responder retitulando Volver como "Raimunda Agustina Alcanfor de los Infantes".
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