En los primeros años de la decada de los 90, la prensa musical estaba más centrada en las bandas americanas que llegaron tras la resaca del grunge que en las nuevas bandas de las islas británicas. Con los Smiths fuera de juego y los Stone Roses sin publicar disco de continuación, había un gran vacio para llenar. En 1992, Suede publicaron su primer single The Drowners y la crítica se lanzó rapidamente a sus pies, recibiendoles (como hacen siempre) como la gran esperanza del pop británico. La banda liderada por Brett Anderson y Bernard Butler lanzó su disco de debut en 1993 y fue uno de los discos de debut más esperados y vendidos en las islas. Las influencias de la banda llevan enseguida hasta el glam rock de T Rex y de la época de Ziggy Stardust de David Bowie y como no... también a los omnipresentes The Smiths. Por encima de influencias, la joven banda mostraba una personalidad propia, encarnada en la arrolladora presencia de Brett Anderson. Siempre jugando con la bisexualidad y con una relación polémica con la prensa, Anderson dota de dramatismo y emoción a las canciones compuestas por el y Butler. Historias dominadas por la angustia juvenil, de nocturnidad y sexo con un poso romántico que llevaron a la nobel banda a ganar el prestigoso premio Mercury al mejor disco del año. Tras el primer sencillo, llegaron Metal Mickey, el clásico Animal Nitrate y So Young, todos de sonido cautivador y auténticos himnos de la década de los 90.
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