Los Coen me dan pereza por lo general, me encantó la sencillez de Sangre Facil y me entusiasmó Fargo cuando era teenager pero por lo demás sus peliculas siempre me parece que van por debajo de mis expectativas o de la valoración general que se hace de ellas. Cuando triunfaron en la pasada edición de los oscars con la, a mi juicio, sobravaloradisima No es país para Viejos, los hermanos Coen ya tenían lista una nueva película. Quemar después de Leer es un nuevo viraje en su filmografía que vuelve a llevar a los hermanos a la comedia disparatada y decididamente idiota que tan buenos réditos les dio en otras cintas como Arizona Baby o El Gran Lebowsky. En Quemar Después de Leer, 5 idiotas, representantes de la estulticia supina en sus diferentes variantes confeccionan una trama de lo más rocambolesca, una madeja de lios que se va complicando a medida que avanza la trama. Una película de absurdo mcguffin, en la que durante todo momento estuve esperando un climax final que nunca llega. Quemar después de leer acaba por ser una cinta mucho menos divertida de lo que esperaba. Hilarante en todos sus planteamientos y situaciones, muy bien rodada y con unos actores de primera que desfasan de lo lindo (se lo pasan mejor que el público). Pero finalmente la película carece de una explosión final, una buena traca que pusiera fin a tanta estupidez. No han pretendido los Coen deslumbrar con esta película sino, más bien ofrecer un entretenimiento de calidad, pero aunque con alguna perla suelta y alguna que otra situación descacharrante, Quemar después de leer me parece una película muy errática que no tiene el guión de relojería fina que una buena comedia disparatada debe poseer.
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